Por Naomí | Imagen Archivos personales
Al menos a mí me toco la suerte de tener una excelente
experiencia y afinidad con mi equipo médico. Era bastante grande por lo demás;
dos oncólogos, traumatólogo, dos ginecólogos, reumatólogo, especialista en
dolor, psicólogo, psiquiatra, enfermera de cabecera y un sinfín de enfermeras
de turno y ayudantes, camilleros, anestesiólogo, etc…
Es muy importante que logres tener confianza, un buen
trato, una afinidad con todo el equipo y en especial con el manda más (en mi
caso fue oncólogo CV). CV es tremendamente especial, siempre tuvo la gracia de
llegar con chistes a mi pieza o bien los improvisaba y me sacaba una sonrisa hasta
en esos días más malos donde ves todo gris y oscuro.
Siempre he tenido la comodidad de hablar directa y
honestamente con él. Le he cuestionado varias cosas y él siempre me ha
contestado o al menos ha intentado entregarme una respuesta. Yo fui estricta en
mi tratamiento y le hice caso en un 100%, lo que me decía que tenía qué hacer
lo hacía y si creía que necesitaba de algo extra se lo preguntaba y lo
conversábamos.
Tu equipo médico es tu soporte. Donde te apoyas, quienes
te orientan en este mundo lleno de mitos y charlatanes. De alguna manera el
equipo te lo armas tú también. Si no te gusta el doctor intenta cambiarlo.
Busca sentirte cómodo. Busca sentirte como un paciente y no como un negocio (a
pesar de que para la clínica lo puedas ser).
Escucha tu cuerpo, él mejor que nadie sabe lo que está
ocurriendo. Entrega la información adecuada y sé transparente. No existen las
preguntas tontas, más vale preguntar e informarse para llevar un tratamiento
acorde a lo que creas que necesitas y sin entorpecer el tratamiento que escogiste
ya sea tradicional o bio regulable.