Por Naomí / Imagen Archivo personal
Hoy llegue a casa
con mi Suc en brazos. La lleve al veterinario para que la operaran y así la
pudieran esterilizar.
Mi Suc es mi guagua peluda
de cuatro patas, estoy totalmente enamorada de ella y por y con ella hago muchas cosas que me llenan el
alma.
Hoy no he dejado de pensar
en mis papás, pero sobretodo en mi mamá. No sé si le habrá pasado como a mí,
pero creo que algo similar. Sin lugar a dudas, debe haber experimentado el
nerviosismo de la operación, la recuperación, el ver a la persona que amas con
muy poca fuerza, dormida, sin muchas reacciones… uf! Se me partió el corazón y
hasta se me cayeron unas lágrimas.
La tengo bien tapadita
para que no pase frío y hoy dormiré sobre una colchoneta en saco de dormir a su
lado para que se sienta acompañada y calientita. Además así puedo estar mucho
más atenta por si necesita algo.
Me han operado dos veces,
la segunda fue cuando me hospitalizaron por el tema del cáncer y recuerdo que
lo primero que pedía una vez abierto los ojos era ver a mi mamá. Al principio
me decían que tenía que esperar pero la necesitaba tanto cerca de mí para
sentirme protegida y cómoda que pedía por ella incansablemente hasta que la
iban a buscar para que yo parara de llamarla. Sólo con ella me podía quedar
dormida y lograba descansar.
Ahora mi Suc está a mi
lado, movió la colita cuando me vio y la volvió a mover cuando llegamos a casa
y desde ese último momento sólo he estado a su lado intentando que se relaje y
que se sienta acompañada y regaloneada por mí.
Espero mañana ya sea mi
Suc de siempre o al menos pueda levantarse solita.
Gracias a todas las mamás
por acompañarnos incondicionalmente, también a los papás (sin el mío nada
hubiese sido lo mismo).