Por Naomí / Imagen Archivo personal
Un día como ayer o al menos en la misma fecha, hace dos
años atrás, me dijeron que tenía cáncer. Hoy sólo es un recuerdo lleno de
sentimientos encontrados. De fragilidad emocional, de lágrimas y suspiros, de
agradecimiento infinito. Respirar profundo, mirar al cielo, rezar y dar las
gracias por poder volver a mover mi cuerpo y no sentir dolor. Por dejarme vivir
y comenzar la lucha por sacar adelante un proyecto para todos los enfermos con
cáncer.
Comenzó mi día temprano y redondito en la Catedral de
Santiago junto a muchos amigos y cercanos a quienes aprecio y agradezco por que estuvieron conmigo en mi pelea. Se hizo
diácono un ser muy querido y un ganador de la batalla del cáncer también. Su
felicidad fue mi felicidad, sus bendiciones me dejaron el corazón calientito y
mi alma tranquila para terminar mi día con más amigas y mi amada Suc. Asado,
parque, cariños, recuerdos, reflexiones, risas, abrazos, compañía… amor, amor y
más amor.
Gracias a TODOS, gracias papá y mamá… ya no tengo cáncer
es sólo un recuerdo latente cada día. Son cicatrices visibles todos los días
cada vez que me meto a la ducha. Es sólo un reservorio entre mi piel que debo
heparinizar cada tres meses y que debo llevar por 5 años y que muchas veces
molesta. Son exámenes de rigor para controlar mis locas células, glóbulos,
huesos, órganos… Es ver mi pelo crecer en todo mi cuerpo que me recuerda que
debo depilar para verme más linda y poder ocupar faldas o traje de baño. Antes
no podía pero ahora puedo caminar, correr, saltar, bailar, manejar, trabajar,
toser, bostezar, estornudar, pestañar, reir, llorar, rascarme, vestirme, comer,
lavarme los dientes, peinarme, echarme desodorante, cocinar, limpiar, lavar,
tejer, leer, ordenar, meditar, nadar, respirar y hasta pensar sin dolor y sin
ayuda OTRA VEZ, esta es otra oportunidad de vida y la estoy aprovechando al
máximo día a día!!!!!
TODOS PODEMOS.