Por Naomí / Imagen www.google.com
Y yo que me creía un viejo y fuerte roble… ¡nada de nada!
Ha escuchar el cuerpo y los síntomas de hace ya dos semanas. Me invaden dolores
de espalda, dorsal y cervical y hoy ya me tienen loca, sumamente desgastada,
agotada. Tanto así que me fui a la clínica a pedir auxilio a mis doctores y
comienza mañana la maratón hasta el lunes por la mañana. Uf! Que agote
emocional… esa extraña sensación que aún no puedo describir ni al que tampoco
le puedo poner nombre ya que hasta ahora no sé bien como definir.
Es una sensación de desborde. Y cuando le cuento esto
a mis cercanos, a sabiendas, me trago las lágrimas para no afectar a nadie pero
cuando se lo conté hoy a mi Sandra (enfermera de cabecilla) me chanté a llorar
y sólo le pedí un abrazo bien apretado sin romperme. Ahí me sostuvo unos
minutos, con nanai y diciéndome que me entendía y que todo estaba bien.
Simplemente me desborde. Me sigo desbordando cuando escribo. Ando
extremadamente sensible, a flor de piel y por más que intento ser un roble me
vengo abajo ante la más mínima expresión de incertidumbre. No significa que
tenga algo o que el cáncer este volviendo, simplemente es mi cuerpo que aún
reacciona ante tanto veneno y desgaste. Es un cansancio que no da tregua. No
quiero licencia, ni parar de hacer mis cosas. Estoy feliz trabajando. Soy feliz
con mi Suc y con el entorno de amigas/os y familia. Sólo NO QUIERO SENTIR DOLOR
FÍSICO y me cuestiono el por qué son estos síntomas (stress, regreso a la
realidad, mucho estar sentada, mucho trabajar, responsabilidad, estudios,
nuevos desafíos, nada de deporte, bla bla bla) y hoy ya tiré la toalla. Me
volví a dar cuenta que no soy un roble, no soy Sor Naomí de los Andes, ni súper
héroe. Tan solo soy un ser humano que lleva 9 meses de alta después de una gran
batalla. Una lucha que gané pero que todos los días algo me recuerda que esto
no ha sido en vano, que me tengo que seguir cuidando, que debo seguir
trabajando en mí y conmigo y mi alrededor. Que no soy la única que siente lo
que yo siento. Que como yo hay mucho más, también los hay mejores