Por Naomí / Imagen Archivo personal
Cuando me diagnosticaron cáncer y aún sin saber que
estaba en un grado sumamente avanzado (nivel 4, el más alto) tuve que pedir que
me respetaran mi decisión de ser mamá. Me quitaron mi ovario derecho. Nunca
pude despedirme de mi ovario derecho. Jamás se me paso por la cabeza hacer una "fiesta" de despedida a mi ovario derecho. Quizás hubiese sido una manera de
decirle adiós a unos de mis órganos ya que me lo extirparon. Pero quizás el
adiós era un poco más importante ya que el que quedo dentro de mi cuerpo se
aniquilo producto de la violencia de mis quimioterapias.
¿Será importante o relevante despedirte de tus extremidades
o interiores? Quizás es una buena manera de comenzar un nuevo ciclo de vida con una o varias partes menos de ti.
¿Será importante hacerle una despedida a tu cabello? Crear
algún ritual que te dé un indicio de que estamos entendiendo lo que nos está pasando...
Hoy miro mi cuerpo, ese cuerpo que en algún momento de mi
vida estuvo completamente adolorido, casi inmovilizado. Tengo todas mis
extremidades a la vista, intactas. Sólo puedo verme tres cicatrices nuevas: la
primera es sobre mi pecho derecho en donde colocaron un reservorio para
conectar mi quimioterapia, la segunda es en mi vientre al lado izquierdo por
donde pasaron algún instrumento para sacarme el ovario derecho y mi última
cicatriz también está en mi vientre pero paralelo al izquierdo y es por donde
sacaron mi ovario del tamaño de una nuez para llevarlo a unos tubos de ensayos
y dejarlo en un refrigerador en espera del día de mañana, dónde nadie sabe lo que
va a ocurrir con él.