La palabra cáncer, hasta ahora siempre me había producido miedo.
Mi abuela paterna y mi abuelo materno murieron de cáncer. Mi abuela de leucemia
y mi abuelo de cáncer al colón. En el primer caso no lo viví porque era muy
chica, pero el cáncer de mi abuelo si lo viví, desde que comenzó a sentirse
mal, luego la noticia de que era cáncer en un estado avanzado y la resolución
de que a su edad no soportaría el tratamiento... entonces nos tocó la vivencia
de cuidarlo y acompañarlo hasta la muerte, tan sólo tres meses después. Se fue
a vivir a nuestra casa y murió ahí descansando, justamente en mi pieza. Fue muy
fuerte porque tan solo un mes antes había muerto mi papá en forma repentina e
inesperada. Fue muy duro, pero al mismo tiempo agradecí tener la oportunidad de
vivir la muerte de mi abuelo, de acompañarlo, tomarle la mano y decirle que lo
quería, verlo como el mismo se iba dejando ir, asumiendo su muerte y
despidiéndose. Pude hacer el proceso que no pude hacer con mi padre que se fue
en un segundo sin poder despedirse.
Después de esa experiencia, no volví a tener contacto con el
cáncer hasta el 2012 cuando a mi cuñada Nao, autora de este blog, le detectaron
un extraño tipo de cáncer en los huesos. Me impactó fuertemente. Tenemos casi
la misma edad, y aunque racionalmente sé que una enfermedad grave puede venir
en cualquier momento, es muy difícil de aceptar cuando le ocurre a alguien que
tiene tanto por delante todavía.
2.- ¿Cuáles son tus primeros sentimientos frente al cáncer?
Como decía antes, el primer sentimiento es el miedo, sentir la
vulnerabilidad de la vida, la pérdida de control (o al menos de la fantasía que
tenemos de que controlamos nuestras circunstancias). Un poco de rebeldía
también... tipo "no puede ser, no puede estar pasando"... Pero
después de eso, también al ver la actitud de Naomi, vino la aceptación de la
situación y con mucha fuerza la fe, la esperanza de que por más complejo que
fuera el diagnóstico, ella se podía recuperar y se iba a recuperar. Desde ahí
mi sentimiento fue de acompañarla y no perder el optimismo, mantener siempre
arriba la esperanza. Apoyar también a mi marido, su hermano, que estaba muy
asustado con el tema y le costaba más hablar al respecto. El tratamiento fue
muy duro y ver todo lo que tuvo que pasar para recuperarse fue impresionante.
Sufríamos con su dolor, con los efectos del tratamiento, pero era reconfortante
ver como ella sacaba fuerzas, buscaba todo lo que le pudiera hacer bien y
sobretodo nunca perdía el sentido del humor y la capacidad de reírse incluso de
ella misma, eso era reconfortante y esperanzador.
3.- ¿Qué hiciste para afrontar esta enfermedad?
Lo primero fue tomar la decisión de mantener el optimismo y la
esperanza en su recuperación. Incluso muy internamente, en mis propios
pensamientos cuando me descubría pensando que la enfermedad no tendría vuelta,
me obligaba a cambiar el switch. Trabajé por tener la convicción de que ella se
iba a sanar y transmitirla, cuando estaba con ella y también a mi marido cuando
temía lo peor. Sabía que todo podía pasar y que si había que aceptar que no se
recuperara, lo íbamos a hacer y la acompañaríamos en eso, pero yo sentía que no
era el momento de soltar la esperanza. Ella tenía todas las ganas y la fuerza
para recuperarse.
En medio del proceso su hermano y yo nos casamos, coordinamos
para que la fecha de los tratamientos no se toparan y ella estuviera en un buen
momento de salud para la fecha del matrimonio, pero unos días antes, un
enfriamiento hizo bajar sus defensas y tuvo que hospitalizarse. Fue muy triste
que ella no pudiera estar en nuestro matrimonio, y lo que significa algo así para
alguien que está enfermo, la frustración y luego la aceptación. Una prueba más
dentro de todas las dificultades y los desafíos del proceso de la enfermedad.
Para mi también fue un desafío porque cuando recibimos esta noticia el día
antes del matrimonio me puse muy triste, pero tuve que recuperarme y levantar
el ánimo, era nuestro matrimonio y quería estar contenta y disfrutarlo.
Yo creo que a nivel espiritual, la enfermedad de Nao vino a
reafirmar una creencia que he tenido siempre, y con esto y otras circunstancias
de la vida que se sumaron, se afianzó. Me refiero a que pienso que las
enfermedades son mensajes que nos da nuestro cuerpo respecto de aprendizajes
que tenemos que hacer. Siempre he creído en que la conexión del cuerpo con el
alma y la mente es total. Desde esa creencia tenía la certeza de que
independiente del diagnóstico complejo ella se podía sanar. Traté de darle mi
apoyo compartiendo con ella esta visión y regalándote un libro que fue
importante para mí en un momento en que me sentía vulnerable. No es fácil tener
esta perspectiva cuando algo doloroso y fuerte te está pasando. Ver que tiene
que ver uno mismo en lo que está ocurriendo y enfrentar el desafío de cambiar
algún patrón interno.
También traté de apoyarla y sobretodo ofrecerle un espacio para
desahogarse cuando quisiera reclamar y patalear por lo que estaba pasando,
porque por mucha actitud positiva y ganas de sanar, también era necesario poder
sacar afuera esa parte en un contexto de confianza y contención.
4.- ¿Cómo valoras el apoyo de las personas que han estado a tu
lado?
El amor y el apoyo de las personas que rodean a alguien que pasa
por cáncer es fundamental. En el caso de mi cuñada fue muy evidente ver como el
cariño incondicional de círculo más cercano le daba fuerzas y la reconfortaba. También
aparecían nuevas personas en su vida que traían un mensaje, o algo que podía
ayudarla. Fue bonito ver como sus papás estaban ahí en un 100% para ella,
dándole fuerzas y acompañándola en todo momento. En momentos así de difíciles se
hace evidente el poder del amor entre las personas y es una lección para todos,
no sólo para quien tiene la enfermedad.
Recordando la muerte de mi papá y la de mi abuelo por el cáncer,
siento que en esos tiempos difíciles el cariño de los que nos rodeaban fue
fundamental, pero también pasó que algunas personas de quienes esperábamos una
reacción cariñosa y cercana, no la tuvimos. Al comienzo hubo decepción y pena,
pero con más perspectiva, personalmente creo que como sociedad estamos muy poco
preparados para aceptar la muerte, y hay muchas personas que no saben que decir
o cómo reaccionar, entonces se alejan. Creo que como sociedad negamos la
enfermedad y la muerte, se habla poco, por eso me encanta lo que está haciendo
Naomi con su blog. Es importante dar un espacio, que no sea un tabú, si es tan
natural en el ser humano como nacer.
5.- ¿Cuáles son tus sentimientos hoy en día frente al cáncer?
No puedo negar que sigue siendo una palabra amenazante, es una
alerta extrema, una evidencia de nuestra fragilidad. Cuando llega un cáncer a
nuestra vida o a la de alguien que amamos, es una bomba y al mismo tiempo una
oportunidad, de replantearse e integrar en nuestra vida esa condición inevitable
de vulnerabilidad y aprender a vivir con ella, sabiendo que nada es eterno, que
no somos invencibles y que este es el tiempo que tenemos de vivir, de amar y de
buscar la felicidad, aquí y ahora no más!
6.- ¿Tienes alguna nueva percepción de la vida?
La vida es ahora, damos nuestra salud por sentado, pero se nos olvida
que esta es un regalo. Hoy día agradezco cada día por estar sana, cada día
cuando agarro mi bicicleta para ir al trabajo, agradezco que puedo andar en
bicicleta, que puedo bailar, correr, y lo aprovecho al máximo. Trato de
observar mis pensamientos, mis patrones mentales, y mantener el espíritu
liviano, sin resentimientos. Siento que la salud va de la mano de eso y somos
responsables de monitorear esto para mantenernos sanos. Muchas veces es difícil
auto observarse, pero es un desafío, la vida es aprendizaje todo el tiempo.
7.- Como experiencia de vida; ¿qué consejos puedes entregar o
qué te gustaría compartir con otros que están en tu misma situación?
Creo que la vida nos pone desafíos y no sabemos lo fuertes que
podemos ser para enfrentarlos hasta que estos se presentan… y en ellos no
estamos solos, nuestra familia, la pareja y los amigos del alma ahí estarán ahí
con nosotros.
La vida es impredecible y es importante decirles a los que
queremos que los queremos, perdonar a los que nos han herido, alivianar las
mochilas, dejarlo para mañana puede ser tarde… aunque nunca es tarde para
hacerlo a un nivel espiritual. Sobre todo con nosotros mismos, nunca es tarde
para tratarnos con más cariño, para buscar lo que nos hace bien, para
perdonarnos por algo, y agradecer lo que tenemos!
Por último me gustaría compartir que creo que el cuerpo nos
habla, las enfermedades son síntomas que están conectados con lo que nos sucede
internamente, yo creo en esto y hasta ahora me ha servido para enfrentar mis
propios desafíos en temas de salud. Escuchar el cuerpo, pedir ayuda si es
necesario para comprender y mantener la fe de que podemos cambiar y aprender
nuevas formas de caminar la vida. Hay libros que hablan de esto que a mí me
gustan y me han servido: La enfermedad
como camino, Usted puede sanar su vida y Los Diálogos del Cuerpo.
GRACIAS BÁRBARITA :)
GRACIAS BÁRBARITA :)