Por Naomí / Imagen
Archivo personal
Me acuerdo que una vez comenzado mi tratamiento de
quimioterapia me recomendaron cortarme el pelo, lo tenía largo. La idea era que
fuera un poco menos impactante perder el pelo. Algo así como más controlado.
Hoy en día lo veo como algo práctico ya que recoger el
pelo corto de las sábanas, almohada, cojines, tina y/o ducha es más fácil.
Porque el pelo se me callo igual, no dejó de ser menos impactante ni menos
doloroso o estresante… El pelo, independiente del tamaño, color, largo o forma
se cae como el pelo de una muñeca, como en una película de horror y es
inevitable ese momento crítico que con el tiempo se transforma sólo en un mal
menor.
Es fascinante andar sin pelo y de pasadita sin pelos por
la vida (no más depilación mujeres, al menos por un buen tiempo, MARAVILLOSO)
Mi doctor me dijo al terminar mi primera quimioterapia
que el pelo se me caería en doce días más y ¿saben qué? Fue exactamente en doce
días que mi pelo abandono mi ser. Un día antes de que esto sucediera me saque
la foto que acompaña este post, donde aparezco con mi hermano. De ahí en
adelante nunca más tuve pelo hasta hace seis meses atrás cuando comenzó lenta y
curiosamente a crecer.
Hoy mi hermano esta de cumpleaños, AMO esta fotografía y
lo AMO a él; feliz cumpleaños hermano de
mi corazón y de mi vida.
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