Por Naomí / Imagen Archivo personal
Mis papás me preguntaron qué me gustaría hacer una vez
que me dieran de alta y lo primero que se me vino a la cabeza fue decirles que
me encantaría irme de viaje a un lugar donde me pudiese convertir en una niña,
donde los sueños se hicieran realidad o al menos la magia estuviera presente
por todos lados. Cuál fue mi resultado: pensar en Disney World, sus juegos y
montañas rusa (las amo).
Para mi sorpresa mi sueño se hizo realidad y me han
regalado un viaje al mundo de la fantasía. Tengo atesorada cada momento, cada
segundo, cada juego. Mi compañía estuvo de otra galaxia, me acompañaron mis
papás y mi pollo. Y como guinda de la torta estuve con una amiga y sus hijos
que viven en Orlando hace ya bastantes años y no la veía hace unos varios.
Fue un viaje redondo. Lleno de emociones, aventuras,
risas, alguna que otro discusión… hasta pasamos un Halloween 100% gringo
pidiendo dulces en la calle y todos disfrazados.
¡Qué aventura!... soy una agradecida de la vida.
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