Por Naomí / Imagen Archivo personal
En esos 25 días de espera, entre que me metieron a pabellón, me dijeron que tenía cáncer, me comenzaron a informar miles de síntomas, efectos y cambios que me iban a suceder a lo largo del tratamiento, la agotadora espera de saber qué tipo de cáncer tenía y todo el shock emocional, la mente perturbada, los sentimientos encontrados y un sin fin de cosas más se puso en mi camino la Cata. La Cata es parte de mi grupo adorado de las sirenitas, además de ser una de mis grandes y fieles donadoras de plaquetas fue quién insistió que preguntara por Pepo en la clínica. Ella sólo me dijo pregunta por él y ahí sabrás. Yo, evidentemente, le hice caso y cada vez que pregunte por Pepo a las enfermeras o a cada personaje que entraba en mi habitación parte del equipo médico me miraban con cara extraña. Finalmente entendí el por qué cuando vi cruzar por mi puerta a este gran "mono" amarillo con los pelos de colores y una gran sonrisa.
Pepo resulto ser la mascota de la clínica, él hace visitas a los niños que están hospitalizados y como yo insistí tanto en que quería que me trajeran a Pepo apareció!!!!!!
Jajajajajaja.... que risa! fue uno de los momentos más divertidos que pase en el segundo piso antes de cambiarme radicalmente al tercero que es netamente para personas con cáncer. Dejé la tremenda fiesta, todo el mundo en el pasillo se sacaba fotos con Pepo, familiares, pacientes, hasta el equipo medico!!!!
Gracias Cata... grande Pepo!
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