Por Naomí | Imagen www.google.com
Mis quimioterapias eran súper largas. Generalmente estaba
casi una semana internada y como a mí me gustaba andar pululando por la clínica
me molestaba el tema del pijama y la bata.
Mi mamá como es diseñadora de vestuarios, linda e
inteligente me dio una solución que con el tiempo no solo me ayudo con la comodidad
de la hospitalización sino que también con un tema mental positivo frente a la
enfermedad.
Un día llegó con varias poleras deportivas holgadas y un
par de calzas deportivas. Santo remedio!
Mi pijama se transformó en un vestuario deportivo,
flexible, donde me podía sentir vestida pero a la vez estaba cómoda para dormir
y moverme por la clínica.
Mentalmente me ayudó mucho a no sentirme realmente
enferma, me daban ganas de salir de la pieza, de andar libremente por los pasillos,
bajar a los cafés. Era como correr una maratón y estar con la actitud apropiada
para ello. Mentalmente energizada.
Incluso cuando llegaban los kinesiólogos a hacerme mis
ejercicios estaba perfectamente bien vestida.
Hasta los doctores lo encontraban una excelente idea. Las
personas que me iban a visitar generalmente me decían “te ves bien, si hasta
estas vestida”… o sea que hasta me servía para recibir decentemente a mis
amigas, familiares, y otras varias personas que me fueron a visitar y con las
cuales no tenía mucha confianza.
Te invito a cambiar tu pijama por una ropa en la cual te
sientas cómodo para dormir, para moverte, para deambular, etc. Es increíble cómo
te puede llegar a animar y cambiar tu disposición mientras estas en
tratamiento.
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