El reencuentro con amistades

Por Naomí / Imagen Archivo personal

Una de las cosas que recuerdo con gran cariño de mi etapa con cáncer fue el reencuentro con amistades que tenía pérdidas pero que en mi corazón siempre se han encontrado bien guardadas. Una de ella es la Pepa.

La Pepita apareció un día en mi habitación junto a la Meche, realmente me emocioné al verla. Jamás pensé semejante sorpresa y demostración de amor infinito de hace tantos años. Prácticamente la Pepa fue una hermana, tenemos la misma edad, nuestros hermanos grandes tienen la misma edad y nos conocemos todos de porotos.

Sus papás hicieron el rol de mis papás varias veces y tengo recuerdos imborrables de cuando éramos chicas y nuestros juegos con las muñecas Barbie, ver a nuestros hermanos disfrazados de Superman, la Pepa haciéndome clases de matemáticas, haciendo café batidos para las mamás, haciendo bolitas de galletas con leche condensada o bien jugando a hacer casas con toallas y los tendederos de ropa… Uf! Cuantos recuerdos y muchos más que podría nombrar.

El reencuentro con amigas(os) te da fuerza. El amor incondicional siempre se siente, aunque hayan pasados muuuchos años sin verse. El pasado vuelve, los buenos momentos, las risas… nunca entendí por qué dejamos de vernos pero siento que la Pepita siempre estará ahí, presente. Aunque la máquina del diario vivir te pone obstáculos para verse seguido, siempre la llevo en mi corazón y esta presente en mi vida y estoy segura que ella puede sentir lo mismo.

Gracias Pepita por tu apoyo, cariño, tiempo, llamadas, mensajes, invitaciones, preocupación, amistad, hermandad, amor-amor y más amor.

Gracias a todas mis amistades de universidad, colegio, de la vida, del flamenco, de los carretes, amigos de mi hermano, de mi alma y mi corazón por acompañarme de alguna u otra manera en toda mi recuperación, sanación y el largo que camino que aún me queda por delante.